Una saga que conmovió los cimientos de la humanidad desde su gloriosa aparición en este valle de lágrimas, los Pokémon son unas criaturas inspiradas en animalitos mondos y lirondos o mitológicos y legendarios, protagonistas de unos videojuegos de Nintendo. Cada uno tiene unos poderes que los caracteriza y una forma peculiar de atacar en función del elemento al que esté asociado.
Pokémon se creó como un videojuego que pegó la campanada a mediados de los noventa y forró el riñón a sus creadores. Satoshi Tajiri, amante de los coleópteros en su tiempo libre, es el padre de estos seres a los que hay que cazar y entrenar. Aunque este mundo resulta un tanto críptico para los profanos: la Pokédex es como la Biblia de los adictos al juego, una enciclopedia en la que te cuentan los datos (una cosa rarísima y complicadísima) de los Pokémon que capturas para saber qué demonios hacer con ellos...
El merchandising vino después, porque los dibujitos eran mega graciosos. Y entre los 493 monstruitos que habitan a fecha de hoy el universo Pokémon, Pikachu, ピカチュウ en japonés, es el más querido. Catalogado como pokémon ratón de tipo eléctrico, recuerda más bien a una mezcla entre conejo y bebé sobrealimentado absolutamente delicioso.
Las mejillas de manzana de Pikachu son en realidad unas bolsas cargadas de electricidad que, cuando se siente amenazado, echan chispas... Pero todas estas zarandajas le importan un pimiento al común de los mortales, capaces solo de ver en él a un bicharraquito arrebatadoramente mono.