Apoyo al pequeño comercio

El estado de alarma a causa de la pandemia de la Covid-19 ha creado un escenario de incertidumbre y tendrá, en un futuro a medio plazo, unas consecuencias impredecibles para el comercio de proximidad, un modelo de consumo que ya sufría suficientes amenazas antes del confinamiento y que tiene que luchar día a día por su supervivencia.

En estos tiempos se habla mucho de «reinventarse»; las empresas pequeñas y familiares tienen muchas tablas en eso de la «reinvención»; así, se adaptaron a la liberalización de horarios comerciales, a la crisis de 2008, al crecimiento de las grandes superficies, las multinacionales y franquicias, a la economía de escala, a las grandes tiendas online… Las tiendas de barrio parecemos diseñadas para lo que se está llamando la «nueva normalidad»: somos espacios con un aforo pequeño, en los que cuidamos hasta el último detalle porque son muy nuestros, como nuestra segunda casa. Y tenemos mucha capacidad de adaptación.

Por eso podemos cumplir con todas las normas para mantener la seguridad sanitaria con todo el rigor que tal vez en mayores superficies sea más complicado aplicar al formarse aglomeraciones. Gracias a que el local tiene una superficie menor de 400 m2, nuestra tienda de Malasaña ha vuelto a abrir sus puertas el 25 de mayo siguiendo todas las recomendaciones sanitarias para garantizar la seguridad de nuestros clientes y del personal de la tienda.

El aforo estará limitado al 30% de la capacidad del local; facilitaremos guantes desechables y gel hidroalcohólico en la entrada y su uso será obligatorio; hemos marcado un recorrido dentro de la tienda e instalado una mampara en el mostrador. Además, hemos diseñado y se aplicará un estricto protocolo de limpieza y desinfección. Nuestro horario por el momento será de 11 a 15 y de 16 a 21 h de lunes a sábado, de 12 a 15 y de 16 a 20 h los domingos.

 

¿Por qué es bueno el comercio local?

Las ventajas del pequeño comercio no son únicamente económicas, también repercuten en un tejido social más cohesionado, en una mejora global de los barrios y las ciudades y en el medio ambiente. Si la economía de proximidad prospera, esa prosperidad se refleja en la mejora del entorno; los barrios se transforman en lugares más amables y habitables, porque los autónomos y pequeños empresarios dedican todo su esfuerzo y su creatividad para que su negocio sea atractivo y atraiga al público; y no dudan en invertir su dinero, sus energías y su tiempo para que el entorno de su local sea lo más agradable posible. La creación de empleo de proximidad también es bueno para todos y más ahora, cuando el transporte público puede hacer más difícil mantener el distanciamiento social preciso para que no se produzcan repuntes en los contagios.

Un punto muy a favor de este modelo es que los impuestos del pequeño comercio se quedan en España, contribuyendo al bienestar común y a que los servicios locales y estatales sean de mejor calidad: el pequeño comercio no hace ingeniería fiscal para pagar los impuestos donde menos haya que pagar. Una tienda bonita y cuidada es capaz de transformar de forma gradual el entorno en el que se encuentra.

Además, el trato personalizado crea lazos entre el propietario y el personal de la tienda y los vecinos y clientes, incluso se pueden convertir en lugares de encuentro, reforzando las relaciones entre vecinos, ofreciendo una atención especial a las personas mayores y tejiendo un entorno urbano en el que la empatía y la solidaridad tienen más peso que el mercantilismo.

Las tiendas de barrio, las pequeñas tiendas de tu barrio, son lugares únicos, ninguno se parece a otro, pero todos apuestan por el bien común. La unión hace la fuerza –o al menos en eso creemos–; asociarse y mantenerse informado a través de las redes de pequeños comerciantes de cada barrio es una buena estrategia para hacer piña. En Malasaña, la asociación de comerciantes Vive Malasaña trabaja para que todos estemos conectados y publica noticias de interés para todos los vecinos.

Os pedimos vuestro apoyo: compra en el comercio de proximidad y contribuye a que la vida en las ciudades sea más amable, solidaria y sostenible y se genere riqueza que nos beneficie a todos.