
Un robot venido del pasado más remoto |
|
|
|
|
Nuestros amigos con mascotas de carne y hueso nos parecen gente incomprensible. No se entiende qué gusto le encuentran a vivir en una casa llena de pelos: si te sientas en sus sofás acabas convertido en una especie de Yeti… Y qué decir de los paseítos a la luz de la luna a 4 ºC en un parque inhóspito. Son más antiguos que un partido Osasuna-Hércules. ¿Acaso no están enterados de que tener compañía no implica ser un esclavo? El irreprimible impulso creador de los ingenieros siempre se ha esforzado por ofrecer autómatas a los privilegiados.