Este fotógrafo británico viaja por todo el mundo reemplazando monumentos turísticos con souvenirs baratos.
Un taxi amarillo, de juguete, por las calles de Manhattan
En 1998, durante un viaje a NY, el fotógrafo Michael Hughes estaba tomando un café en una taza de cartón en el ferry de Staaten Island. Mientras observaba la Estatua de la Libertad se dio cuenta de que su taza llevaba impresa un dibujo del monumento, y se le ocurrió hacer una foto de ella, colocando el monumento pintado sobre el real.
Esa sería la primera foto de un hobbie que, con el tiempo, se ha convertido en una colección de más de 100 imágenes tomadas en 200 países diferentes. Cada vez que Hughes llega a una ciudad, se hace con todo tipo de souvenirs y objetos típicos y, con ayuda de su cámara y jugando con la perspectiva, consigue que ese recuerdo sustituya alguna atracción turística y se funda armoniosamente con el fondo.
Muchas de sus fotos tienen además un toque cómico: un estuche de plástico con forma de autobús recorriendo las calles de Londres, una niña comiéndose un helado con forma de torre de Pisa o un dromedario de peluche paseándose por los alrededores de las pirámides en El Cairo.
Algunas fotos pueden verse en su galería Flickr, otras están colgadas en su blog y además, hace unos meses se editó el libro: tiene tamaño postal, como no, y se llama "Souvenirs".